La lectura de Harry Potter aporta claves sobre la actividad cerebral

Lectura de Harry Potter

Investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh han llevado a cabo un estudio de la actividad cerebral durante la lectura de un capítulo de Harry Potter y la Piedra Filosofal.

 

Muchos neurocientíficos han estudiado minuciosamente cómo procesa el cerebro una palabra o una oración, buscando pistas sobre el desarrollo del lenguaje o algunos de sus trastornos. Sin embargo, leer una historia requiere de la activación de varios procesos: reconocer cómo las letras forman una palabra, entender palabras y oraciones, comprender las relaciones entre los personajes y los giros de la trama… Por primera vez en la historia, investigadores del Departamento de Aprendizaje Automático de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh han medido toda esa actividad de forma simultánea.

Leila Wehbe, Brian Murphy, Partha Talukdar, Alona Fyshe y Aaditya Ramdas, con Tom Mitchell, jefe del Departamento a la cabeza, han llevado a cabo un estudio de la actividad cerebral durante la lectura de un capítulo de Harry Potter y la Piedra Filosofal. Para ello, realizaron resonancias magnéticas funcionales (IRMf) a ocho personas mientras llevaban a cabo esta actividad y, a continuación, analizaron las imágenes centímetro cúbico a centímetro cúbico para cada segmento de cuatro palabras del texto. El resultado fue el primer modelo de lectura computacional integrado, que identifica qué partes del cerebro son responsables de subprocesos como analizar oraciones, determinar el significado de las palabras y comprender las relaciones entre los personajes.

Los resultados de esta investigación, financiada por la Fundación Nacional de Ciencias, el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano y los Premios Rothberg, se han publicado hace unos días en un artículo para la revista científica PLoS ONE. Según sus autores, el modelo fue capaz de predecir la actividad cerebral durante la lectura con un 74 por ciento de exactitud, con lo que, aunque sea inexacto, podría ser útil en el estudio y diagnóstico de trastornos de la lectura, como la dislexia, o para hacer un seguimiento de la recuperación de pacientes cuyo discurso se ha visto afectado por un derrame cerebral. También podría utilizarse para identificar dificultades en el aprendizaje de una segunda lengua.

Wehbe y Mitchell son también autores de un estudio complementario en el que hicieron hallazgos sobre cómo las palabras se integran en la memoria. En él utilizaron la magnetoencefalografía (MEG) para registrar la actividad cerebral en sujetos leyendo Harry Potter. La MEG puede registrar la actividad cada milisegundo, en lugar de cada dos segundos como la IRMf, pero no puede localizar la actividad cerebral con la misma precisión que esta última.

Podéis ampliar la información en este enlace.

 

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Comentarios (1)

La verdad es que la Historia de Harry es encantadora. Pero para mí tienen un pequeño defecto, un sólo pequeño defecto: me recuerda demasiado a mi vida cotidiana.
Pues sí.
Para mí, desde hace cuatro años, niños con poderes mágicos y colegios como Hogwarts son una cosa común y cotidiana.
¿Os parezco exagerada? No pensaréis lo mismo después de informaros mejor en el blog de Ludmila von Vampüren.
Leed, leed y ya me diréis… ya…

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