Ideas fáciles para conseguir que los niños y jóvenes lean más este año

Ideas fáciles para conseguir que los niños lean más este año

Comienza el año y muchos nos planteamos retos pendientes en relación con aspectos diversos; también con la lectura. Por ello, compartimos algunas ideas fáciles para contribuir a que los niños y jóvenes lean más este año.

Nuestra recomendación es plantearse objetivos factibles, e ir ampliándolos según se vayan alcanzando metas. Por ello, os ofrecemos una serie de ideas fáciles que pueden ayudar a conseguir que los niños y niñas lean más este año.

 

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0-2 años: lectores en ciernes

Hablar con el bebé

Este es un periodo en el que la relación con la lectura se produce fundamentalmente a través de la palabra. Los sonidos, las palabras del adulto -especialmente en estos primeros años de vida- transmiten amor y cariño. También calman la intranquilidad y el malestar, satisfacen necesidades y deseos. Pero, además, las palabras son los ingredientes de las canciones y las historias que el adulto le canta y le cuenta, y de los que éste se apropiará poco a poco. Por ello, la principal recomendación es que el mediador (padre, madre, también profesional: educador, bibliotecario) hable con el bebé, le cante nanas, canciones infantiles, comparta retahílas con él. Esta es la primera sugerencia de nuestra lista de ideas fáciles.

Poner libros al alcance de su mano

Estos primeros años son también una época en la que el descubrimiento de la lectura tiene un componente muy físico. Por ello, es muy importante dejar a los bebés que se familiaricen con los libros. Que los cojan, los abran, les den vueltas, incluso, los muerdan. Para ello, es necesario tener en casa libros de tamaño y peso adecuados, bordes redondeados, materiales lavables… Manejables, resistentes y que no entrañen peligro, en definitiva. Y dejarlos a su alcance para que los manipulen, aún a riesgo de que los deterioren.

Introducir la lectura en sus rutinas

“Conviene empezar cuanto antes […], ya que es aconsejable que el futuro lector esté desde que nace rodeado de palabras“, Gustavo Martín Garzo en Instrucciones para enseñar a leer a un niño.

Desde las primeras edades conviene introducir la lectura entre sus actividades en casa y en la escuela infantil, en la biblioteca. Por ejemplo, el juego con libros plastificados en el baño, la lectura de un cuento antes de dormir, etc. El requisito básico es muy elemental: que sea o resulte entretenido. El objetivo es promover primeros encuentros positivos con la lectura. Además de ayudar a que la lectura forme parte de su día a día de una forma natural, su práctica motiva el surgimiento de un vínculo cuasi mágico entre el niño, el mediador (la familia, muy especialmente) y las historias y sus protagonistas. En relación con este aspecto, es importante seleccionar lecturas con las que también disfrute el adulto (presumiblemente, las tendrá que leer más de una vez).

3-5 años: lectores incipientes

Detenerse en la lectura

Teniendo muy presentes las tres ideas fáciles enunciadas en el punto anterior, durante la lectura en voz alta detente en los diferentes elementos que componen una obra. Desde la imagen de cubierta a cada una de las páginas. Así, el lector irá tomando conciencia del contenido de la historia. Incluso, del enfoque, del tono, etc. El sencillo gesto de prestar atención a las letras que componen el título y el nombre del autor ayudará a desarrollar la conciencia del niño de cómo el título se conecta a la historia, así como como a su autor, a la persona que la inventó.

Inventarse historias con él

Los libros ilustrados son fundamentales para aprender vocabularioCon un libro cualquiera o, mejor, sus favoritos, invita al niño a contar su propia historia a partir de las imágenes. Esto le ayudará a comprender la importancia de la imagen y a interiorizar la estructura básica de una historia: introducción, nudo y desenlace. Esta práctica, una vez asimilado el juego, es extensible a cualquier situación, sin necesidad de libro. En el parque, por ejemplo, elegir a una persona cualquiera e inventar una historia en torno a ella; o comentar cómo sería un día de lluvia jugando en el parque.

Visitar bibliotecas, librerías…

Es muy recomendable visitar con los niños espacios vinculados al libro y la lectura desde edades tempranas. Algunos de ellos ofertan programas para bebés, y podremos disfrutarlos desde la etapa anterior. Pero muchos no, con lo que tendremos que esperar a este momento en el que tienen más autonomía para llevarlos a la hora del cuento, coger algún libro en préstamo o comprarlo, si vamos a un librería, y aumentar la biblioteca familiar. Cuantos más libros tengan los niños a su disposición, mejor.

6-8 años: lectores florecientes

Crear un espacio para la lectura

Esta propuesta de nuestras ideas fáciles se puede llevar a cabo antes. Pero cuando los niños empiezan a aprender formalmente la lectura, se hace especialmente necesario pensar en un espacio adecuado y especial para la lectura. Igual que se adquieren un escritorio y una silla de estudio cuando empiezan a tener deberes de clase. No es necesario complicarse mucho la vida. Un cojín, una silla o sillón cómodos, un cajón o una estantería con sus libros y luz adecuada son los ingredientes básicos. Con un poco de imaginación (y con su ayuda) se puede ir un poco más allá. Poner un vinilo original en la pared, una tienda de campaña improvisada que le dé intimidad, etc. puede darle ese toque especial. Sigue siendo recomendable que la lectura sea un acto compartido con el adulto. Para hacer aclaraciones, valorar el nivel de compresión, pero sobre todo para mantener componente afectivo.

Poner horarios para la práctica de la lectura

La lectura con los niños se puede practicar en cualquier momento, en cualquier lugar. Con canciones, audiolibros y poesías en el coche; leyendo las instrucciones de un juguete nuevo, o una receta de cocina en casa. Pero con el ritmo del día a día también es fácil que no se encuentren ratos para la lectura. Los niños necesitan rutinas para que la lectura se convierta en un hábito igual que recoger su plato de la mesa o lavarse los dientes después de comer. Diez minutos es suficiente para empezar.

Ampliar el espectro de lecturas 

Si los niños se han familiarizado con la lectura en sus primeros años de vida, llega el momento de ampliarles el abanico de géneros y formatos. Aunque podemos exponerlos a pantallas desde los dos años, a partir de los seis es especialmente importante que se familiaricen con la lectura en otros soportes. Audiolibros, apps… son materiales de lectura que, además de acercar historias y proporcionar conocimientos, los ayudarán a ir desarrollando competencias digitales. En esta franja de edad ya se puede empezar a pensar en crear un itinerario lector provechoso. Es importante no escatimar en lecturas. A partir de esta edad los lectores empiezan a definir sus gustos, con lo que si les gusta una lectura es bueno que se pongan a su alcance propuestas afines, bien a través de servicios de bibliotecas o librerías. Hay que brindar a los chicos todo tipo de oportunidades para acceder a la lectura.

9-11 años: lectores en flor

Hablar con él de sus lecturas

A partir de los nueve años, aunque los chicos van ganando autonomía, también hay algunas ideas fáciles que podemos poner en marcha para promover la lectura. Una bien sencilla es hablar con ellos de lo que están leyendo. Interesarse por los libros que están leyendo de su biblioteca personal, en el aula, de la biblioteca. La conversación, ya lo avanzábamos, es una poderosa herramienta. Además de mostrar interés y respeto por su actividad lectora, nos dará muchas pistas sobre sus gustos lectores. Pistas que podremos utilizar para hacerle una recomendación, un regalo, o poner en marcha las siguientes propuestas que hacemos.

Apuntarlo a un club de lectores

Lectura LabLos niños de nueve a once años son lectores frecuentes. Sin embargo, en estas edades las tareas escolares aumentan y se suman a un gran número de actividades extra (deportes, idiomas…). Por ello, conviene seguir ayudándolos a encontrar tiempos para la lectura. La lectura es una actividad con un gran componente social. Y las actividades en las se comparten lecturas son muy poderosas para desarrollar el gusto por la lectura y promover su práctica. En general, todas las bibliotecas cuentas con clubes de lectores en los que podemos inscribir a nuestros chicos. Muchos otros espacios promueven este tipo de actividad. Si tienes oportunidad, apuntarlo a un club de lectores contribuirá, sin duda, a reforzar su itinerario lector. Si tu localidad no dispone de oferta en este sentido, siempre puedes recurrir a la Red. Hay servicios especialmente concebidos para niños y jóvenes.

Recompensar sus logros lectores

Si has tenido presentes las ideas fáciles que hemos ido compartiendo contigo hasta ahora, no te será difícil pensar en alguna recompensa por sus logros como lector. Por ejemplo, invitarlo a ver en el cine con un amigo a amiga la película basada en el libro que se ha leído. O darle un vale para que se compre lo que quiera en una librería, suscribirlo a alguna revista o servicio de lectura online. También puedes redecorar con él su espacio de lectura de una forma más acorde a sus nuevos gustos, etc. Si ya tienes un devoralibros en casa, con ampliarle el horario de lectura nocturno, probablemente, valdrá. También puedes valorar sus elecciones para recompensar sus esfuerzos en relación con la lectura.

Desde 12 años: lectores dando fruto

Compartir experiencias de lectura

La adolescencia es un periodo complejo. En estas edades, el acto de la lectura ha de ser, además y ante todo, libre y no condicionado. Sin embargo, siempre se pueden buscar oportunidades para la conversación en torno a la lectura. Bien preguntándolos por lo que se traen entre manos, bien compartiendo nuestras experiencias lectoras. En este último caso, si nos limitamos a la literatura, puede ser difícil conectar con el lector actual, por lo se puede pensar en otras ideas fáciles para establecer el diálogo. Por ejemplo, enviándole por Whatsapp (o Snapchat) el enlace a un artículo interesante en la web, o un vídeo de una canción que nos guste especialmente. También invitándolo al cine o a un concierto de música a los que no iría motu proprio.

Poner a su alcance lecturas de su interés

En estas edades hay un gran consumo de contenidos digitales por parte de los chavales. Y es especialmente necesario entender la lectura como algo que trasciende al papel impreso, y contemplar la diversidad de soportes que forman parte del día a día del adolescente (música, películas, revistas, cómics, webs, apps…). Aunque si tenemos un lector voraz en casa es fácil que sienta mucho apego también por la lectura en papel. En cualquiera de los casos, tenemos que poner a su alcance lecturas de su interés. Especialmente si no es usuario de servicios públicos como la biblioteca. Siempre preguntando, fomentando el diálogo, y con una fuerte capacidad de escucha. Nunca imponiendo, la lectura en estas edades debe ser un ejercicio de máxima libertad.

Plantearse con él algún reto lector

Los retos son una estrategia que funciona muy bien casi a cualquier edad, así que también están entre nuestras ideas fáciles. Con los jóvenes también pueden funcionar, especialmente si los complementamos con una recompensa atractiva. Un viaje en familia al sitio donde se desarrolló la trama de una de sus historias favoritas; un encuentro con su autor o autora preferido, etc. pueden ser grandes reclamos. Aunque pueda no parecerlo, siempre hay algo que puede motivar a los jóvenes en la lectura. Si hemos plantado la semilla en edades tempranas, interesándonos por su faceta como lector, promoviendo actividades en torno a la lectura, manteniendo el diálogo en torno a ella, aunque la flor se haya marchitado un poco en este periodo, es fácil que sepamos qué ofrecerle si acepta el reto. También puede ser él quien lo proponga. Y nosotros sumarnos, por supuesto. Dar ejemplo es fundamental con todas las edades.

Y hablando de retos, tal cual empezamos, cerramos este pequeño listado de ideas fáciles para contribuir a que los niños y jóvenes lean más este año. Esperamos que sea de vuestro interés y os invitamos a comentarlo, ampliarlo y compartirlo.

 

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Comentarios (2)

[…] Y por último, y no por ello menos importante, a tener en cuenta la excelente infografía elaborada por Elisa Yuste: Ideas fáciles para conseguir que niños y jóvenes lean más este año. […]

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